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diciembre 2, 2024Las relaciones insuficientes, donde el amor llega a cuentagotas, son como un vaso que nunca se llena por completo, dejando siempre una sed insaciable de afecto, atención y conexión.
En este tipo de vínculos, se siente que hay algo esencial que falta, como si el amor se diera de manera medida, controlada o fragmentada. Es un amor que no fluye libremente, sino que llega en pequeñas dosis, a menudo condicionadas o sujetas a expectativas que jamás se terminan de cumplir.
Este tipo de relaciones suelen ser emocionalmente agotadoras. A menudo hay una constante sensación de incertidumbre:
- ¿Me quiere realmente?
- ¿Soy suficiente?
- ¿Por qué no me demuestra más?
Estas preguntas se vuelven un eco en la mente, alimentando inseguridades y dudas. Es difícil construir un vínculo sólido cuando lo que se recibe no es consistente ni proporcional al amor o esfuerzo que se da.
En estos vínculos, las señales suelen ser confusas. Un día parece que todo fluye, que hay cariño y reciprocidad, pero al siguiente todo cambia y vuelve la frialdad, la distancia o la indiferencia. Es como tratar de caminar en un terreno inestable, donde nunca se sabe si el siguiente paso será firme o si todo se desmoronará.
«A menudo, quienes permanecen en estas relaciones sienten que necesitan esforzarse más, como si el problema fuera suyo y no de la dinámica del vínculo. Tratan de ser más comprensivas, más amorosas, más disponibles, esperando que con eso logren «despertar» en la otra persona el deseo de amar plenamente».
Pero el amor no se despierta a base de sacrificios unilaterales, y este esfuerzo suele llevar a una sensación de agotamiento emocional y a una pérdida de autoestima.
¿Por qué aceptamos relaciones insuficientes?
A veces, el miedo a la soledad nos lleva a conformarnos con menos de lo que merecemos. Pensamos que es mejor tener algo, aunque sea incompleto, que no tener nada en absoluto. En otros casos, hay una creencia interna que nos dice que no somos dignos de recibir más, que lo que nos dan es todo lo que podemos aspirar a tener.
También puede haber un profundo apego emocional, una esperanza persistente de que la relación cambiará y que, algún día, ese amor que llega a cuentagotas se convertirá en un río abundante.
Pero el amor verdadero no se raciona, no se mide ni se entrega como si fuese algo que puede agotarse. El amor real fluye de manera natural, sin condiciones ni cálculos. Es un espacio donde ambas partes se sienten vistas, valoradas y aceptadas, donde no hay dudas constantes sobre el lugar que se ocupa en la vida del otro.
Salir de una relación insuficiente puede ser un proceso doloroso, pero también liberador. Requiere un profundo trabajo de introspección para identificar las razones por las que hemos aceptado menos de lo que merecemos y para reconectar con nuestra propia valía.
«Es un recordatorio de que no estamos aquí para mendigar amor, sino para construir vínculos donde el afecto y la reciprocidad sean un intercambio constante, no un privilegio ocasional».
Si sientes que estás en una relación donde el amor llega a cuentagotas, pregúntate si estás realmente satisfecho, si este vínculo aporta a tu vida o si, por el contrario, te está consumiendo.
A veces, la mejor muestra de amor propio es alejarnos de lo que nos da menos de lo que necesitamos para crecer y ser felices.
El amor que merecemos no se mide en gotas, sino en una entrega plena y genuina que nos permita sentirnos realmente acompañados.
Equilibrio Mental Health, equilibrando emociones.