Cómo son las relaciones «a cuentagotas»
noviembre 25, 2024La llegada de las fiestas de fin de año suele traer consigo una mezcla de emociones: alegría, nostalgia, ilusión y, para muchas personas, una ansiedad difícil de manejar. Este periodo, que debería ser un momento para conectar con los demás y reflexionar sobre lo vivido, a menudo se convierte en una carga emocional.
«Las expectativas inalcanzables, las comparaciones con años anteriores y el peso de «hacer todo perfecto» pueden transformar las fiestas en una fuente de estrés más que de disfrute».
Es fácil caer en la trampa de querer que todo salga como en esas escenas ideales que vemos en las películas o en las redes sociales. Pensamos en la mesa perfecta, en los regalos impecables, en la familia unida y sin conflictos, en las metas cumplidas, y en ese sentimiento de plenitud que parece ser obligatorio al cerrar un ciclo. Sin embargo, la realidad rara vez se ajusta a ese guión. Y está bien que sea así.
El problema radica en las expectativas desmedidas que nos imponemos. Creemos que estas fechas son un examen que mide qué tan bien vivimos el año o qué tan buenos somos como personas. Nos exigimos complacer a todos, cerrar pendientes y dar lo mejor de nosotros, incluso cuando nuestra energía está agotada. Nos olvidamos de algo esencial: las fiestas no son una prueba de éxito, sino un momento para detenernos, respirar y, sobre todo, estar presentes.
Para no caer en expectativas inalcanzables, es importante replantearnos qué significa realmente el fin de año. No es un marcador definitivo, ni un punto sin retorno. Es solo una etapa más en un camino continuo.
- No cumpliste todas tus metas
- Las cosas no salieron como esperabas
- El año estuvo lleno de desafíos
Nada de eso es relevante. No estás obligado a demostrar nada a nadie, y tampoco a ti mismo.
En lugar de obsesionarnos con la perfección, podemos elegir enfocarnos en lo que realmente importa. En lugar de intentar controlar cada detalle, es mejor soltar el peso de las cosas que no dependen de nosotros.
Quizás el año no fue como lo soñaste, pero seguramente hubo momentos de aprendizaje, de crecimiento y de pequeños logros que merecen ser reconocidos. Tal vez la familia no es tan perfecta como quisieras, pero compartir un momento auténtico, sin pretensiones, puede ser más valioso que cualquier mesa perfectamente decorada. |
Uno de los errores más comunes en estas fechas es tratar de complacer a todos, incluso a costa de nuestra paz mental. Recuerda que está bien decir no, poner límites y priorizar tu bienestar. No tienes que asistir a todos los eventos, ni gastar más de lo que puedes en regalos, ni llevar la carga de mantener la armonía en todo momento. A veces, la mejor manera de disfrutar las fiestas es permitiéndote ser humano, con todo lo que eso implica: cansancio, emociones encontradas y la necesidad de descansar.
En lugar de centrarte en lo que «debería» ser, permítete vivir lo que es. Disfruta los momentos simples: una conversación sincera, una comida compartida, una tarde tranquila en casa.
«Deja de lado la idea de que todo debe ser grandioso para ser significativo. La magia de estas fechas no está en los grandes gestos, sino en la conexión genuina con las personas y contigo mismo».
Para manejar la ansiedad que puede surgir en este periodo, es fundamental ser amable contigo mismo. Permítete sentir lo que sientes, sin juzgarte ni intentar encajar en expectativas ajenas.
Si este año fue difícil, es normal que tengas emociones encontradas. No tienes que forzarte a estar feliz todo el tiempo. Aceptar tus emociones tal como son te permitirá vivir estas fechas de una manera más auténtica y libre.
Al final, las fiestas no son un reflejo de cuánto lograste o de qué tan bien viviste el año. Son una oportunidad para detenerte, mirar hacia atrás con gratitud por lo bueno y con compasión por lo difícil, y mirar hacia adelante con esperanza, pero sin presión.
No necesitas que todo sea perfecto; solo necesitas estar presente. La verdadera celebración no está en lo que haces, sino en cómo eliges vivirlo. Y eso, por sí solo, ya es suficiente.
Equilibrio Mental Health, equilibrando emociones.